Saturday, November 8, 2008

Crystal

Fragmentos


Esta mañana he roto una copa de vino. Estoy esperando a que desaparezcan las burbujas para recoger los cristales rotos. Compré un juego de seis copas de vino en IKEA hace un tiempo. Ahora sólo tenemos cinco. Puesto que nunca hemos tenido a un grupo de seis aquí, dudo que este cristal roto cause muchos problemas. Tenía el pie de la copa en la mano cuando se ha roto y he notado el estallido del cristal: era bastante satisfactorio. Lo que daba miedo era tener las manos en el agua sin saber lo que podía encontrarme. Ese horror me recordó una exquisita escena de Pnin, de Nabokov.

Pnin recibe una hermosa ensaladera de cristal de manos del hijo de la mujer que le ha abandonado: “una gran ensaladera de cristal brillante de color aguamarina, decorado con espirales y nenúfares”. La ensaladera tiene un gran éxito en una fiesta que se celebra en la casa de Pnin. Más tarde, cuando Pnin está lavando los platos, Nabokov describe una de las escenas más estremecedoras que he leído.

“Tanteó bajo las burbujas, alrededor de las copas, y bajo la melodiosa ensaladera, en busca de una pieza de plata olvidada –y recuperó un cascanueces. Pnin lo aclaró meticulosamente, cuando esa cosa de piernas largas se escurrió del trapo y cayó como un hombre desde un tejado. Estuvo a punto de cogerla –las yemas de sus dedos llegaron a tocarla en el aire-, pero eso sólo sirvió para lanzarla sobre la espuma que ocultaba los tesoros en el fregadero, donde un espantoso sonido de cristales rotos siguió a la zambullida.

"Pnin echó la toalla a un lado, y apartándose, se quedó mirando un momento la negrura de la puerta de atrás abierta. Un insecto verde y silencioso, con alas en forma de lazo, volaba en círculos en el resplandor de la bombilla desnuda que había sobre la cabeza calva y brillante de Pnin. Parecía muy viejo, con su boca sin dientes entreabierta y una película de lágrimas que oscurecía sus ojos, sin emoción y sin pestañear. Después, con un gemido de anticipación angustiada, volvió al fregadero, se preparó, y metió la mano en la espuma. Se le clavó una astilla de cristal. Apartó suavemente una copa rota. La hermosa ensaladera estaba intacta. Cogió un trapo limpio y siguió con las tareas del hogar.”

Shards

This morning I broke a wine glass. I am waiting for the bubbles to disappear so I can pick up the broken glass. I bought a set of six wine glasses from IKEA a while ago. Now we only have five. Given that we have never had a party of six here, I doubt that this broken glass is going to cause great problems. I had the stem in my hand when it broke and I felt the glass smash, it was quite satisfying. What was scary was having my hands in the water not knowing what they would encounter. That horror reminded me of an exquisite scene in Nabokov’s book Pnin.

Pnin was given a beautiful glass bowl by the son of the woman who had left him. “...A large bowl of brilliant aquamarine glass with a decorative design of swirled ribbing and lily pads” The bowl is met with great success at a party held in Pnin’s house. Later when Pnin is doing the dishes, Nabokov paints one the most heart stopping scenes I have ever read.

“He groped under the bubbles, around the goblets, and under the melodious bowl, for any piece of forgotten silver – and retrieved a nutcracker. Fastidiously Pnin rinsed it, and was wiping it, when the leggy thing somehow slipped out of the towel and fell like a man from a roof. He almost caught it – his fingertips actually came into contact with it in mid-air, but this only helped to propel it into the treasure-concealing foam of the sink, where an excruciating crack of broken glass followed upon the plunge.

"Pnin hurled the towel into a corner and, turning away, stood for a moment staring at the blackness beyond the threshold of the open back door. A quiet, lacy-winged little green insect circled in the glare of a strong naked lamp above Pnin’s glossy bald head. He looked very old, with his toothless mouth half open and a film of tears dimming his blank, unblinking eyes. Then, with a moan of anguished anticipation, he went back to the sink and, bracing himself, dipped his hand deep into the foam. A jagger of glass stung him. Gently he removed a broken goblet. The beautiful bowl was a intact. He took a fresh dish towel and went on with his household work”.

2 comments:

Hans said...

Hay un viejo tema de Nick Lowe (antiguo colega de Costello en los Attractions) que se llama 'Breaking glass' y principia 'I love the sound of breaking glass'. ¿Se te ocurre qué canción se me ha disparado en resonancia mental en cuanto he leido esta entrada, y sobre todo eso tan hermoso de "he notado el estallido del cristal: era bastante satisfactorio"?
Por cierto, empiezo a dudar que seas neozelandesa: esa actitud frente al cristal de copa resulta mucho más ... ¿no te apellidarás Tetleykova?

SMT said...

what an amazing story, how beautifully crafted, poor old man. I understand the heart stopping moment.like your blog
have you ever written your name backwards
nasus yram yeltet